lunes, diciembre 24, 2007

La magia de creer

Cuando tenía cinco años (o cuatro, casi cinco), se me ocurrió la idea que el viejito pascuero no existía y que eran los padres quienes traían los regalos. Iba en el auto con mi mamá, cuando vino a mi mente ese pensamiento...y para salir de duda, le pregunté.

Para colmo de males, mi madre me dijo la verdad: "claro que sí, somos nosotros". Paf, se me derrumbó el sueño. Y más encima, yo misma me lo derrumbé. Qué me costaba callar y seguir con mi fantasía incierta. Nada. Pero mi curiosidad pudo más.

Aún sabiendo la verdad, siempre me encantó la navidad. No sólo por los regalos, sino que envuelve un sentimiento de magia que es difícil de explicar. Hasta hoy en día, me sigue gustando. Disfruto con los dulces, envoltorios, luces, adornos y regalos. Siempre sale mi niña interna, y espero que nunca se vaya.

Yo sé que el viejito no existe. Pero también sé que existe la magia de creer.

Feliz Navidad a todos.

miércoles, diciembre 05, 2007

Para mi hermano

Fue dura la partida. Supe que iba a ser así desde el comienzo, pues no pensé que me fuera a costar tanto superarla. Pero era por tu bien, habría sido egoísta de mi parte habértelo prohibido...aunque ganas no me faltaban.

Ni siquiera te fui a despedir al aeropuerto, con la tonta excusa que debía estudiar. En parte era cierto...pero es que nunca me han gustado las despedidas tristes.

Me hice la fuerte. Una o dos veces te dije que te había echado de menos, pero en verdad, me avergonzaba decirte que hasta soñaba con que volvías para quedarte. Y en el sueño, te abrazaba y lloraba de alegría. Demasiado orgullosa para decírtelo...

...pero esa vez no me aguanté. Te debes acordar, esa vez caminando por Washington cuando nos invitaste la primera vez, nuestro hermano insistiéndome en que te contara uno de mis sueños en que volvías, ignorando lo mucho que me afectaba. Pero las lágrimas me ganaron, y te diste cuenta todo lo que te extrañaba. La imagen de los dos abrazados en plena calle de un país extranjero, aunque no haya quedado retratada en fotografía, nunca se me olvidará.

Fue difícil. Difícil entender que no podías venir por culpa de arriesgarte a no poder volver. Difícil que preferías estar en otro país, aunque quizás entendible por todas las oportunidades y calidad de vida que acá no ibas a tener. Difícil aceptar que elegiste quedarte allá.

Pero ya he crecido. Hace 10 años te fuiste, y ahora vienes por primera vez a quedarte. Sé que no es para siempre, pero de todas formas, vienes. Te llevarás una sorpresa, porque todo acá es muy distinto. Casi como otro país. Y esta vez soy yo la que te mostrará el camino.